El pasado miércoles 26 de febrero de 2020, pudimos asistir a un taller sobre las conductas machistas y cómo éstas influyen en las relaciones y conducen a situaciones de violencia en las que la mujer es siempre la perjudicada.
Durante el mismo, por medio de pedagogía de educación social, se explicó cómo tenemos asimiladas culturalmente conductas machistas que ofrecen, si bien no una abierta permisibilidad a las situaciones que provocan, una normalización. Tras analizarse detenidamente las diferencias laxas entre acoso, abuso y agresión vimos que la delgada línea que las separa están cargadas de modismos impuestos. Estas maneras de correcta-incorrección se ilustraron con ejemplos claros en los que comprobamos que, lo que habitualmente vemos bien, a lo mejor es algo dañino y fiel reflejo de que debemos cambiar y seguir debatiendo sobre ello.
Queda claro, tras la intervención de los compañeros y compañeras, que aún falta mucho que hablar y analizar, que las ideas no terminan cuajando debido a la fuerza que arrastra la antigua educación cimentada en el machismo.
Finalizamos nuestro taller escribiendo lemas y consignas que nos ayudaran a visualizar y recordar lo aprendido. Por mi parte y la de los compañeros y compañeras quedamos con ganas de más.